miércoles, 28 de octubre de 2015

Violeta



Vuelven a ser invisibles las marcas en su cara. Hasta que pase otro mes. Hasta que el miedo vuelva a transformarse en piel abrasadora sobre su rostro. Violeta no entiende como alguien que dice quererla a morir le aplasta la cara contra las plaquetas del suelo.  Ya no oye de un oído. Total ¿ para qué? Para lo que hay que oír. Desde que  aprendió a vivir sólo la vida imaginada de su cabeza, es feliz. Los golpes sólo resuenan y ennegrecen  su piel.  Si él supiera que ya nada puede dolerle dejaría de pegarle. Lástima que Violeta ya no tenga  palabras para contárselo.   

miércoles, 21 de octubre de 2015

La levita

Un señor con levita que se parece a Pushkin no puede ser percebeiro. Tampoco Falete podría dedicarse a la natación sincronizada.-Dijo Anselmo antes de dejarme plantado en el acantilado. Nunca iba al grano, ejemplificaba sus teorías como si yo fuese demasiado tonto como para entenderle. ¡Qué tendría que ver llevar levita con recoger percebes entre las rocas! Está claro, eso si, que no me enseñaría el oficio así  que observé como bajaba hacia la playa. Lo hacía como si tuviera púas en manos y pies para engancharse a la piedra. Sólo una ola gigante y repentina logró soltarlo. Me pareció ver una levita descendiendo al fondo del mar. 

El retorno

A veces es necesario parar en seco y mirar lo que hay alrededor. Elegir caminos, situarse con los pies bien fuertes en el suelo y contemplar. Simplemente mirar hacia delante y hacia los lados. Sentir como el viento a veces molesta, a veces acaricia y otras abofetea. La vida no es un río tranquilo. En estos tiempos he tenido demasiada gente querida pasándolo mal. Hubo dolor y dudas alrededor , he estado en una nube gris, parada, esperando, sin tener palabras. Parece, sin embargo, que mi cabeza ha decidido poner esa fábrica de sensaciones, que estaba dormida, de nuevo a funcionar. Ha sido sin más, como un golpe de aire. Espero que dure porque escribir aquí me hace feliz y comunicarme con “mi cielo” me reconcilia.