viernes, 6 de marzo de 2015

Mari Lúa y Skinner



Mari Lúa quería leer. En su casa  casi no había libros. Las estanterías estaban ocupadas por perros y vírgenes de porcelana que salían cada año de un camión gigante que se instalaba en  las fiestas de San Froilán. Sólo había, en una esquina, tirados sin demasiado esmero, tres libros. Uno de ellos era de color morado. Le sorprendió. – Este debe ser bonito- pensó. Y empezó a leer. Con ocho años ya leía perfectamente y sentía verdadero entusiasmo por las palabras.  Se sentó, feliz,  en el sofá y empezó la lectura:

“Al intentar resolver los problemas que nos afectan en nuestro mundo actual, espontáneamente echamos mano de aquello que somos capaces de hacer mejor. Buscamos seguridad, y nuestra seguridad es la ciencia y la tecnología. Para controlar la explosión demográfica buscamos mejores métodos de control de la natalidad. Amenazados por la posibilidad de un holocausto nuclear, construimos mayores fuerzas disuasorias y sistemas misiles antibalísticos. Pretendemos terminar con el hambre en el mundo mediante nuevos alimentos y mejores métodos de cultivo.”

Pronto empezaron a atragantarse palabras: espontáneamente, explosión demográfica, holocausto nuclear, disuasorias, antibalísticos.  Levantó la vista de la lectura y pensó en acudir al diccionario. Le gustaba buscar palabras en ese libro gordo en donde siempre encontraba todas las respuestas. Pero había demasiadas, no terminaría nunca. 192 páginas  con 30 palabras por página.  Rebuscó más adelante:

 “Siempre se puede decir que la conducta humana es un terreno particularmente difícil.”


Mari Lúa volvió a colocar el libro en la estantería vacía. En su mente quedó grabada la portada: B.F. Skinner; Más allá de la libertad y la dignidad.  Le dio pena no poder leer un libro tan bonito.  Le dio pena vivir en una casa sin libros. 

2 comentarios:

  1. A mí me dieron un diccionario en la escuela y no lo solté; pero no tenía libros para buscar palabras en el diccionario, así que lo usé como un libro e iba leyendo, un día empezaba por la "R" otro por la "P"...
    Siempre nos quedamos un poco frustrados en nuestras búsqueda de las palabras.

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    1. Yo recuerdo el día que llegó a casa un diccionario enciclopédico. Eran diez tomos llenos de palabras y dibujos. Me emocioné viendo tantas palabras por conocer, me entristecí viendo los dibujos en blanco y negro. A mi siempre me gustó el mundo con muchos y diversos colores. Hemos vivido en un mundo, Tomás, en donde descubrir palabras era divertido. Eso fue una gran suerte.

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