Serán sólo cien palabras.
Si después de decirlas no consigo que me de su número de teléfono me
retiraré. Ramón adoraba inventarse un juego para todo. Incluso para el arte de
la seducción. Las primeras diez salían de un pequeño Larousse con la imagen de Cela en portada que le había dejado en herencia el abuelo.
No podían ser palabras con erre por su problema de rotacismo y eso lo
dificultaba todo. Además pensaba que Marina era una chica para más de cien
palabras. Cuando llegó a su lado desde el otro lado de la barra sólo acertó a
decirle: Hola me llamo Moncho.
Pues a mí tu cuento me ha servido para aprender una nueva palabra: rotacismo. :))
ResponderEliminarBesos.
Es una palabra difícil y no con mucha poesía pero una palabra al fin y al cabo. Gracias Luisa. besos
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