domingo, 12 de enero de 2014

Sentidos.

       
No necesito más que su dedo posándose sobre él y realizando círculos acariciadores para que pierda el sentido. Su piel húmeda, caliente transmite a mi cerebro una reacción. Es como el fuego cuando encuentra un potente agente de combustión. Pero únicamente su dedo y su aliento cerca de mi boca pueden provocarme la pequeña muerte instantánea. Siempre esperaba, en ese momento concreto, mi leve  suspiro de dolor y placer.  Hoy podría saborear ese aliento y  reconocer esa piel pese a mi repentina ceguera. El ha decidido no tocar pieles que tengan los ojos vacíos. Yo deseo, más que nunca, conocer el estigma máximo del placer del tacto con un sentido anulado. No obstante  sé, que el estará en otras camas esperando mi jadeo que nunca le darán otras pieles. 
Microcuento enviado a "Esta noche te cuento". Diciembre 2012. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario