lunes, 17 de febrero de 2014

Despedida..



Bosque, Vilanova dos Infantes, Ourense 
         Estar dos horas diarias con una puta le costaba a Venancio González unos 6000 euros anuales. Si los tuviera que declarar a hacienda seguramente le devolverían dinero por las retenciones. Pero estar con una puta no desgraba aunque si lo hace el líquido para limpiar lentillas. Hacienda tendría que cambiar esta situación teniendo en cuenta que tanto las lentillas como las putas sirven para depurar  la visión que tenemos de las cosas.
         Venancio González se habría muerto  hace muchos años si un seis de enero no hubiera empezado a ir todos los días de ocho a diez a casa de Divina. Ella no era guapa, pero tenía en su pelo unos rizos pelirrojos que atraían al más exigente. Tampoco tenía unos grandes ojos pero desprendían suavidad y una ternura que lo suplían todo. Venancio tuvo su primera noche de reyes con Divina hacía ya cuarenta años, con lo que sólo había pasado sin ella 25. Desde entonces se pasaba en su cama malva sus dos mejores horas diarias. A Divina le entusiasmaba el malva y por eso su ropa interior e incluso de cama era de ese color. Había llegado a pintar las paredes  de un tono avinagrado pero con el paso del tiempo se convirtieron en negruzcas.
         Venancio trabajaba en la estación de ferrocarril de diez a ocho de la tarde. Al principio había entrado de carbonero y se pasaba diez horas al día con una pala metiendo carbón en la caldera. Con la llegada de los nuevos trenes  eléctricos su cometido cambió. Su única misión  ahora era bajar una palanca cada vez  que un tren se acercaba  a la estación. Esto permitía que las vías se unieran para que la máquina tomara el camino adecuado. Además con los nuevos recortes de Renfe solo paraban en Villafranca tres trenes al día, uno de ellos de mercancías. Así cada tres horas Venancio se levantaba  de la silla en la que estaba permanentemente sentado y se dirigía al final de la estación. Dejaba el andén atrás y caminaba unos pasos hasta bajar la palanca con mango rojo.
         -Ser puta es lo mejor que me ha pasado en la vida-solía decir Divina, que había intentado antes sobrevivir  con otras muy diversas profesiones.
-Te querré siempre- Le había dicho Venancio la última noche de su encuentro-

Hoy Venancio cumplía 45 años de trabajo en la empresa pública y para celebrarlo su jefe había decidido jubilarlo un año antes de que cumpliese esa edad. Le estaban preparando una gran fiesta de despedida. Antonio, el compañero de los últimos años, se encargaría de comprar un reloj de cuco suizo. Engracia le estaba haciendo un cojín a punto de cruz con un gran tren dibujado en medio. –Para que descanse- pensaba-  en las largas tardes que a partir de ahora tendía libres. Su mujer Amalia, le haría una gran tarta para demostrar  entre todos los trabajadores su buen hacer en la cocina. Los hijos le compraron una medalla de oro en una joyería.


Hoy en el sesenta y cuatro cumpleaños Venancio se sentía como un viejo lobo de mar en tierra. Sólo pensaba  en que deseos tenía de vivir esta vida. Las costillas le dolían, la cabeza le daba unos punzazos tremendos. Tenía un dolor en el alma, muy fuerte, se sentía como una enorme mazorca de maíz a la que estaban quitando los granos poco a poco.  Venancio sólo quería morirse poco a poco abrazado a Divina. 

2 comentarios:

  1. "Hacienda tendría que cambiar esta situación teniendo en cuenta que tanto las lentillas como las putas sirven para depurar la visión que tenemos de las cosas". Coño, me has hecho reir con la comparación! Pero sí, Lourdes, las putas como Divina tienen su espacio social y profesional. Con lo que hay que acabar es con la explotación , con los proxenetas y la trata de blancas. Y dar todas las oportunidades a las mujeres -y hombres- para poder elegir y desempeñar el trabajo que quieren.
    En mi infancia conocí a un personaje como el que describes. Se llamaba José. Su día más feliz era cuando iba a las chicas, como el decía. Se ponía su traje de domingo y se perfumaba. También le hubiera gustado
    morir abrazado a una Divina como la que tú describes.

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  2. Me encanta que te haya gustado Shandy , viniendo de ti es un honor. Creo que puede haber muchas Divinas por el mundo y a veces también maltratadas, porque lo único malo que tienen las putas es que son muy vulnerables y están siempre en una posición de difícil escapatoria. A menudo es más triste la soledad que sufren aquellos que pasan la mitad de su vida con ellas. Pagar por el amor o por las caricias es tan triste como frecuente ultimamente. Un besazo Shandy

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