A veces es necesario parar en seco y mirar lo que
hay alrededor. Elegir caminos, situarse con los pies bien fuertes en el suelo y
contemplar. Simplemente mirar hacia delante y hacia los lados. Sentir como el
viento a veces molesta, a veces acaricia y otras abofetea. La vida no es un río
tranquilo. En estos tiempos he tenido demasiada gente querida pasándolo mal. Hubo
dolor y dudas alrededor , he estado en una nube gris, parada, esperando, sin
tener palabras. Parece, sin embargo, que mi cabeza ha decidido poner esa
fábrica de sensaciones, que estaba dormida, de nuevo a funcionar. Ha sido sin
más, como un golpe de aire. Espero que dure porque escribir aquí me hace feliz
y comunicarme con “mi cielo” me reconcilia.
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